Era un día de junta con los amigos. Por unos minutos me quedé sentado frente al bar del dueño de casa, completamente sorprendido al verlo: harto pisco de todas las marcas y regiones.
El problema es que, en esta ocasión, el pisco como otras bebidas no son adornos de bar o de sala; deben ser consumidas. De qué sirve tener un bar lleno con tanta botellas de las mejores marcas o artesanales si solo las vas a exhibir. Ni siquiera saben si el pisco es de su agrado.
Pienso que debemos darnos la costumbre de degustar esa obra magistral llamada pisco, y no estar entusiasmado por llenar un bar con las mejores botellas.
Salud !